lunes, 5 de agosto de 2013

Poema 5 La noche

Poema 5 

La noche

te duermes mientras vela tu memoria
un callado consuelo,
y te pierdes por calles solitarias
el pétalo aun reposa,
en guarecidas manos de la noche
caricia que aguardabas

como ella vuelve por caminos blancos
a entregarte la sombra que te invade
y tiene por mejores aventuras
la sien amada la llorada pluma
el viaje del silencio por el alma



de Luis de Tejeda

Sobre el ocre esmaltado de un verdor distraído
He aquí la distinta variedad de las rosas
Un zorzal metaliza en líneas diáfanas
La pasión de su canto en el pausado ambiente.
He aquí las rosas
Las hay rojas-rubí, amarillas y blancas;
Un pequeño librito de alas fresas
Se posa sobre ellas 
Que visión distendida ha de tener
Quien mira esta paisaje
Misericorde y trémulo.
Desde mi celda de herrumbrados hierros
Y de muertos maderos
Yo pinto este paisaje.
Un aliento gozoso exhala el álamo.
“De los llantos del alba apenas goza
Cuando es del dueño singular cuidado.”

Prólogos Semblanzas poéticas

Prólogos

Semblanzas poéticas

Discurrimos en torno a una fragilidad que no es despojo hiriente de la palabra; tallos de la inquietud, hojas de luz y un verbo razonado ( raison de coeur ), templado en la fuente original de toda poesía verdadera.
Luego, una quietud alada, con silencioso nombre nos impone un recogimiento claustral ( Maeterlinckiano ), un misterio que vela otra inocencia.
Leemos estas palabras, cual miramos sedentes, en la paz de la hierba, la hoja que cae, oímos un rumor suave, la tenue gravidez dorada sobre un sendero que sólo es del otoño.
El lector advertirá rasgos verbales sólo rozados con la imagen del habla, apenas detenidos por la seda inconsútil del verso.
El silencio suele ser su crisálida.*


 * El silencio engendra la palabra.

Poema numerativo

La zozobra y el miedo,
El frío de la noche constelada
La humillación, la cárcel, el martirio,
El niño que merece ver tus ojos
La lágrima y la culpa
Cinthia que mueve su plateada rueda
Junto al austro sus témpanos de fuego;
La espada que resuena en la batalla
Una nave perdida en Galilea
La nave trabajada por las ondas
Sirio que mira con luciente pena

La gracia de una anémona en la nieve

Variaciones

Variaciones


la belleza y el ardor
de la belleza
tienen su centro
el corazón de Orfeo



los nacarados álamos esbeltos
mecen al viento su canción plateada
desnuda y gris la rama
da su silencio audible
para las almas puras
regala oro a la tarde



¿ quién alivia tu culpa ?
Lo ignoro
Dejas caer el libro
O el olvido





del árbol

 del árbol

a Herrera y Reissig

cuando crece la savia el árbol llora
la semilla que deja desterrada
dios le habla en secreto y un rubor claro
renace en la corteza silenciosa
no es primavera cae la nieve umbría
el pardo leño aclarase de estrellas diminutas
duerme un lebrel al pie de la cabaña
siente la gran altura de los álamos
la esbeltez de los álamos
naturalmente corre un agua clara
todo es silencio y luz
ya no hay doncellas rubias
que acomoden la leña  humedecida
ni lueñes tallos verdes
echados sobre el surco
ni palabras que digan al oído
un te quiero te extraño

no te olvido  olvides

POEMA 7 La pena resuena

POEMA 7

La pena resuena
En su corazón
Como un campanario
De alegrías
Pero el vela el sueño

de los otros 

Poema VIII

Prólogo de Gabriel landoni

Sobre el tálamo suave
Esta vez indeciso de las hojas,
Porque aún no ha llegado la reinante,
Con su oro, claridad de la mañana;
Los ojos ven, el corazón se apoca
Pues un ojo mayor lo mira todo
Criaturas, caminos y senderos
Páramos blancos, dalias de silencio
Fragancia que une a un cielo, amor tardío
con su tierna lealtad en alabanza.
Sobre la quieta rama canta el día
Tu quieres que te diga última y vana,

La ardiente soledad que callo a solas 

Habrá pasado

Habrá pasado sin mirarme apenas
Tendrá los ojos muy velados naves
Que dejan al pasar su estela clara;
¿será estrella en el mar, dormirá un sueño?
Han de pasar edades para verte,
No ocurrirán las claras muchedumbres de astros
Que alumbran el sendero,
Ni las gemelas almas;
Cadenas sigilosas y labradas
Con el laurel del mar
con callados contactos en los labios
Para verte
Roza tus pies un oro

Un antiguo verdor ya lo ha borrado

V. M. *Neiger de blancs bouquets d´etoiles parfumées Mallarmé

V. M.

                                     *Neiger de blancs bouquets d´etoiles parfumées
Mallarmé

Tantos otoños madre hemos mirado
Y verdecer septiembre con tus ojos
Virgen-contigo dalia del silencio
Como cuando tú eras calladamente humana
La ardiente nieve de blanco aroma de estrellas perfumadas*
y el deseo
Y el sigiloso ayer hoy nuestro
Para que igual me mires
Y te sueñes y llueva
Delicada-luciente,
la sal de tus cenizas sobre el alma.


Poema IX Variaciones sobre las hojas

Poema IX

 Variaciones sobre las hojas

Llorar con las canciones del otoño
Nombrar tu nombre con la voz del agua
Besar una simiente que ha caído
De la copa profunda del árbol solitario
Pequeña lumbre por espacio inmenso
Mirar la sombra por el aúreo espejo
Que duplica el jardín;
Y aunque los siglos pasen
Sobre la gloria de los lirios
Sobre la hierba de reciente lumbre
Caen las eternidades que cubren el sendero
Las hojas
Al muerto pecho bajo lenta seda

Al fenecido amor o al odio 

Entonación de unas líneas de Borges

Entonación de unas líneas de Borges

a Rubén Darío

El desierto amarillo y soles amarillos
Han cavado la sed en mi garganta
Hay una luna helada por las noches
Que navega entre espacios de Jacinto
Y vierte hiel de lobos en mi entraña
Hay una reina en el oriente extenso
Que ya no he vuelto a ver, mil años
Su delicada ausencia rige mi corazón
El resplandor de sus cabellos
Es como alas protervas
Sus soles apagarían las aguas
Sus manos brizan tenuidad en las hienas
Se adueña con su voz del alba
“ Cuando anda riega lirios

Y cuando mira estrellas ”

Dos breves poemas adolescentes Habla el árbol

Dos breves poemas adolescentes  
I

Es el gemir primero del otoño;
El viento que estremece ramos gualdas
Deja caer estrellas al cercado;
Bruñida soledad suave de hojas
Regala los caminos llora el árbol
Y la mano de un dios pinta en su sombra
Ligeros y delgados tallos grises
No menos has de ser gimiente clama
Cuando en austera soledad te cubran
Doradas y piadosas hojas blandas

II

No importa que ya honrado el viento apague
Tu silenciosa voz ahora ofrecida,
También la sombra apaga su silencio
También la transparencia
su suave idilio-sombra por el mundo;
y no es mal lo que lloras
o si amares la flor de los desiertos
o si te arrodillaras en tinieblas
junto a un sendero donde solo hay nadie
tienes que amanecer con tu tristeza;
un ave obscura y blanca reposa tu mirada
y te enjuga las lágrimas


Publicados en la Revista Proa 

Poema adolescente Miro la rosa

Poema adolescente

Miro la rosa,
El verde que se extiende tras la rosa
Más allá el mar ardiente, distendido, fragante;
Miro el mar y la nave y siento que se aleja
la nostalgia de un beso;
Arena luminosa,
El trébol sobre un verde milenario
Ya tenue en los ojos ansiados,
Párpados entreabiertos rozados
Por el rubor de un pétalo,
Y esos dulces animales cansados
Que se abrevan del agua atardecida

Y hacia tu voz caminan.

Epílogo modernista Es polvo lo que tocas

 Epílogo modernista

Es polvo lo que tocas
No es tu carne
No son los ojos de la amada
Vivíficas doncellas ni zafiros
En un cielo oriental
De ensueño orlado.
Ni andante ni tornada
Porcelana ondulada;
Y diáfana vivífica moviente
Toda ella mira
Con los ojos ciegos




Soneto antiguo Uncida paz y guerras con el lirio

Soneto antiguo

Uncida paz y guerras con el lirio
Que hirió la brisa para abrir tu mano
Hoy solo cantas el dolor humano,
O alabas el madero del martirio.

Sombras de hiel te dieron por cuidado
Y apacentabas sombras y soñabas
Un sueño, que la luz acariciabas
Como luz en el sueño derramado;

Los lentos años hoy al afligido
Insomne corazón llevan consuelo,
Y se derraman por el cauto olvido.

Halla bien en el huerto de tu duelo
De antigua lis y mirto verdecido
Y labra suave el llanto con desvelo


Poemas de adolescencia Poema 4

  Poemas de adolescencia

Poema 4

Ahora que ya se ha ido amiga
La primavera con sus alas muertas
Y un rumor en el viento ya desnudos  desgajadas
Los tallos vuelve tristes
Caen delicias graduales al cercado;
Mi corazón también está cercado de tus ojos
Ahora que ya se ha ido

La primavera con alas muertas.

Poemas de adolescencia

 Lourdes 

Las rosas en silencio
no sucumben al tedio de la tarde
guardan en sus doradas sedas ocres
imperios del silencio diminuto
espacios imposibles hondos trémulos;
posan en sus corolas los crepúsculos
lo signan en sus labios

corren aguas piadosas por sus cercos

Entonación de un salmo

Entonación de un salmo

No tienes a tus padres
Te han arrojado de la tierra tuya
Han quebrantado tus vallados
Y tu arco de lirios
No lleva hilos de oro;
Como el pájaro eres solitario
Sobre el tejado
Y sin embargo luz en agonía
Vuelves los lentos ojos a una aurora
Que es el candor primero,
La estremecida rama que dio un fruto
La que dio un canto luego
Y seda o flor rozada por el viento
Ha dejado paisajes que se borran

Y la orfandad en los umbrales blancos.

Poema II A Borges

Poema II



Tus ojos ya no alaban
El bruñido dictado de las hojas
Ya de sonoras dríadas ausente
Está tu corazón
 " Ya las lustrales aguas de la noche te absuelven
de los muchos colores y de las muchas formas ";
un oro cae con levedad de seda
dice naturalmente: es el otoño
que ardor de llanto
que implacable filo
que lengua en sangres
cual fragrante espada

la desnudez desnuda

Poema 7 Poema de simbolismo

Poema 7

Poema de simbolismo

La muerte que he engendrado
Vive en mi vida ahora;
Ahora que una lluvia apenas
Moja tus ojos
Abre cálidos pétalos
Signa claros jardines
Dice tu nombre con la voz del agua
Recorre transparencias por obscuros declives
Y deja estelas-duendes sigilosas
Años y edades pasarán sin verte,
No ocurrirán las claras muchedumbres de astros
Que alegran el sendero
Ni las gemelas almas
Diademas tenebrosas o labradas
Con el laurel del mar
Con silencios intactos en la sienes.
Roza tus pies un oro

Un antiguo verdor ya lo ha borrado

A una plegaria

A una plegaria

Si pudiera llorar y ver de nuevo el mundo
Lo que vi en el cristal delgado del silencio,
Si el llanto fuese un redimir constante
Que dura más allá del dolor frío;
Porque una hoja cae y uno ve en ella
La dicha como teje su sistema de signos lucientes,
Un gemir nuevo, un crujir nevado,
Igual que en lentas hierbas se detiene la aurora.
Así procede en blando movimiento
El equilibrio de equidades hondas

Mas consta tu piedad.

A Nice en su cielo

A Nice en su cielo

Familiar a mi perra vagabunda
El polvo cuyo centro bien conoce
Y las arterias de la tierra undosa
Y el color de las flores que dan comunidad
A su inocencia;
No las conoce pero estuvo en ellas
En la divina disipación,
Plena de amor:
Su enseñanza mi obediente homilía de lágrima.



A un zorzal

A un zorzal

                                        Dedicado: Alberto Cortes

Canta la última púrpura de fuego
En la extensión desierta;
Cada pequeño dios ha nombrado su nombre
Cada criatura riente ha velado su música
Ahora Venus le ofrece de la luz el coro;
¿qué temores de seda tiene tu canto
en la noche del día?
¿qué lagares perennes tienen tus labios yertos
Cuando ya no musitas la callada elegía?
Lo que no quiere el mundo tu lo llevas contigo;
Llevas la flor marchita al pardo nido

Y el líquen al rosario, y el desierto.