Canción para despertar a una niña
A Rafael
Hay
una clara tarde celeste
Del
mes de mayo
En
que tu pena crece;
El
viento se concilia con ella, y numerosa
Da
la simiente al surco
Pequeña,
constelada;
El
viento amado;
¿
Y quién podrá cantarte?
De
las arenas de las Escrituras
Y
el amarillo cántaro hasta el álamo tenue
Se
posa delicado, otro color en su hoja
lacios
cabellos líquidos
las
nubes
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