del árbol
a Herrera y Reissig
cuando crece la savia el árbol llora
la semilla que deja desterrada
dios le habla en secreto y un rubor claro
renace en la corteza silenciosa
no es primavera cae la nieve umbría
el pardo leño aclarase de estrellas diminutas
duerme un lebrel al pie de la cabaña
siente la gran altura de los álamos
la esbeltez de los álamos
naturalmente corre un agua clara
todo es silencio y luz
ya no hay doncellas rubias
que acomoden la leña
humedecida
ni lueñes tallos verdes
echados sobre el surco
ni palabras que digan al oído
un te quiero te extraño
no te olvido olvides